Esta es la razón de que un coche lleve engranajes helicoidales y no rectos
Posiblemente, si hablamos de engranajes helicoidales, a no ser que seas un petrolhead, será normal que no te suene este componente de un vehículo. Sin embargo, son más comunes de lo que podríamos creer y son una genialidad mecánica.
Este componente se usa en todo tipo de maquinaria y no solo en los coches. Y es que este tipo de piezas favorecen a la eficacia de los componentes que deban girar. pero vayamos por partes y expliquemos en qué consisten.
¿Qué son los engranajes helicoidales?
Este tipo de articulaciones están diseñadas de una manera específica, ya que en lugar de tener los dientes predispuestos de forma recta, como un engranaje simple, como por ejemplo, el de un reloj, tienen sus dientes colocados en forma de hélice. De ahí su nombre helicoidal.
El hecho de que los dientes tengan esta curvatura, hace que la pieza encaje con el resto de engranajes, de una manera mucho más progresiva y suave que si lo hiciera con engranajes rectos, ya que se produciría un contacto de una manera mucho más abrupta.
Así pues, con un engranaje helicoidal, se logra una mayor eficiencia y al conseguir un acoplamiento entre los engranajes mucho más suave el desgaste que se produce por el contacto de las dos piezas de metal se reduce de manera considerable.
Cuando decíamos que eran muy comunes, es porque podemos encontrarlos prácticamente
en cualquier vehículo, sobre todo en las transmisiones. Y es que las cajas de cambios se utilizan estos engranajes helicoidales para que
la potencia que llega desde el motor hasta la
caja de cambios se transfiera de una manera mucho
más efectiva al engranar una marcha u otra y que el cambio sufra menos dada la suavidad con la que se acoplan.
Según la marcha que queramos, con el fin de transmitir más o menos potencia el tamaño del engranaje será mayor o menor. De esta forma, es como podemos ver la estructura tan característica distintiva de una caja de cambios.
¿Y en la marcha atrás?
Sin embargo, pese a que a las diferentes relaciones de nuestro cambio de marchas están conformadas por engranajes helicoidales, la marcha atrás, no, y cuenta con engranajes simples.
Esto es así, porque al fin y al cabo no es una marcha que se use de una manera tan asidua, como puede ser la tercera, por citar un ejemplo. Es por ello que los fabricantes buscan abaratar costes y por esa razón recurren al engranaje clásico.
Esto hace que la marcha atrás sea mucho más brusca que el resto de la relaciones de nuestra caja de cambios, y cuando aceleramos con la marcha atrás, puesta, escuchamos ese ruido tan característico provocado por el contacto de los engranajes simples.