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Siempre tenemos que procurar que el estado de nuestro coche sea bueno, tanto si vamos a hacer trayectos cortos como si vamos a movernos con él durante las vacaciones de verano.
Y es que un mantenimiento apropiado en cada fecha que los componentes que lo requieran puede hacer que por poco dinero no suframos una avería tan importante que nos obligue a tener qué mandar directamente nuestro coche al desguace.
Un ejemplo muy claro de esto es algo de lo que hemos hablado en otras ocasiones, como pueden ser los filtros. Sin embargo, no solo las piezas como tal requieren de este tipo de mantenimientos, sino que los fluidos también deben estar en todo momento a un nivel adecuado y sin que hayan perdido sus propiedades por el paso del tiempo. Y esto es lo que ocurre justamente con el líquido refrigerante.
También conocido anticongelante, podemos tener la creencia, entre otras cosas por su nombre, de que este líquido nos es solo útil durante el invierno. Esto es porque en los meses más fríos hará que no se congelen otros líquidos, como la gasolina y el diésel.
Sin embargo, también requiere de una gran importancia en verano, ya que tiene la función de mantener siempre el motor a una temperatura de funcionamiento óptima, por supuesto, con ayuda de otros componentes, como el radiador o el termostato.
La función que tiene el anticongelante en verano es la de reducir el calor de Las piezas metálicas que se mueven por el mero hecho de que el vehículo esté rodando. Algo muy útil cuando sube la temperatura de manera tan notable como ocurre en los meses de verano.
Pese a ser un líquido de gran importancia, muchos conductores se olvidan de llenarlo o de sustituirlo cuando es necesario. Algo que puede llevarnos a que nuestro motor se sobrecaliente, que no funcione como debe o incluso que termine gripando y que tengamos que mandar el coche al desguace por quedar inservible.
Es un fluido que podemos rellenar nosotros mismos, ya que podremos encontrarlo en muchas estaciones de servicio. Por lo que si vemos que está bajo de nivel, solo tendremos que parar, dejar que el motor se enfríe y rellenarlo.
Eso sí, siempre debemos utilizar el mismo líquido refrigerante que no es otro que el que nos recomiende el fabricante para nuestro vehículo y no solo dejarnos guiar por si el color del que llevamos en el coche es el mismo que el que compramos.
Por esta razón, y para no fallar, conviene que la reposición de este fluido se haga en un taller, ya que no solo es probable que haya que rellenarlo, sino que además será conveniente purgar el circuito para sustituirlo.
