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Los meses de frío hacen que los automovilistas queramos aumentar la temperatura del habitáculo de nuestro coche. Asegúrate de hacerlo bien.
Con la llegada del otoño y el invierno, llegan los meses de temperaturas más bajas, lluvias, hielo y nieve. Y al igual que ocurre cuando es verano, quienes siguen teniendo que utilizar el coche buscan acomodar el habitáculo a la temperatura idónea para poder conducir de la manera más cómoda posible.
Pero ante esta necesidad que tienen los conductores de producir calor dentro de su coche surgen también las dudas, como si es bueno conducir con una temperatura elevada o si gasta más gasolina el coche si circulamos con la calefacción.
Lo primero, y antes de encender la calefacción de nuestro coche, debemos recordar que no es aconsejable conducir con abrigos, ya que dificultan nuestra movilidad e incluso podemos ser multados, por lo que es conveniente conducir con ropa que nos permita modernos y activar la calefacción.
Tras ello, es aconsejable encender la calefacción y situar su temperatura entre los 21 y los 23 grados. Esto hará que el habitáculo empiece a coger una temperatura agradable sin ser extremadamente caluroso, ya que puede producir fatiga al conducir. Si que es cierto que si hace mucho frío y queremos que el coche coja temperatura más rápido, podemos poner una temperatura más alta en la calefacción, pero es recomendable reducirla una vez que entremos en calor.
En cuanto a los consumos del coche, a diferencia del aire acondicionado, la calefacción no supone un aumento del consumo de combustible, ya que la calefacción que recibimos proviene del propio calor que genera el motor térmico. Por este aprovechamiento no se genera un mayor consumo. Sin embargo, el ventilador, que es el encargado de que el aire caliente entre al habitáculo se mueve por la energía de la batería, que a su vez es generada por el alternador. El alternador si que puede suponer un consumo de combustible, pero es realmente bajo como para notarlo a la hora de poner la calefacción del coche.
Por su parte, en los coches eléctricos, el vehículo sí que achaca más el gasto de energía, pues entre el 6% y el 10% de la autonomía se pierden al utilizar este sistema. Esto quiere decir que un coche que haga 100 kilómetros con toda la carga, al llevar puesta la calefacción, hará como máximo 90.
A pesar de ello, siempre es aconsejable conducir con confort, por lo que, si precisamos de la calefacción para conducir, debemos utilizarla y evitar que se produzcan averías en el sistema, por lo que conviene revisarlo en el taller para comprobar que todo funciona correctamente y tener la garantía de no pasar frío al volante.