¿Por qué conducir a revoluciones altas puede evitarnos averías?
A día de hoy, con los precios tan elevados que han alcanzado los combustibles en los últimos años, la mayoría de los conductores buscan una conducción suave y progresiva para poder ahorrar al máximo el combustible.
Y los trucos como frenar de forma paulatina y acelerar suavemente junto a llevar la presión de las gomas en un estado correcto son algunos de los consejos que se ponen en práctica para reducir el consumo de los vehículos.
También hay consejos relativos al cambio de marchas. Por ejemplo, algo que mucha gente piensa es que la primera marcha debe estar engranada el mínimo tiempo posible, y en cuanto se pueda meter segunda, tercera a 30 km/h, y así sucesivamente, yendo si es posible en quinta a unos 50 km/h.
Sin embargo, y aunque pueda parecer que al no revolucionar nuestro motor vamos a consumir menos combustible, esto, además de ser no exacto como norma general, también puede perjudicar al funcionamiento de nuestro motor.
La revoluciones y el combustible
Por ejemplo, un motor gasolina debe funcionar al menos a un régimen de 1500 vueltas por minuto, mientras que el diesel lo hace a unas 1300. Pero esto es algo que dependerá de los vehículos y no siempre se debe seguir a rajatabla.
Por esta razón hay que revolucionar el coche de vez en cuando, pues al llevarlo con unas vueltas excesivamente bajas,
tendremos que pisar mucho más el acelerador y los problemas mecánicos podrán acrecentarse, algo que se manifiesta,
sobre todo en los coches diésel. Y es que le echo de revolucionar el vehículo hará que se limpie la suciedad que se genera a bajas revoluciones y que no se expulsa de una manera adecuada.
Es más, si circulamos a bajas vueltas, podremos generar averías debido a que estamos forzando de una manera innecesaria los siguientes componentes:
La junta de la culata
Los cilindros, que se desgastan mucho más
La válvula de recirculación de gases o EGR
El filtro anti partículas.
