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¿Sabes qué diferencias hay entre el mantenimiento de un coche diésel y otro de gasolina?

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05/05/2023 Noticias
¿Sabes qué diferencias hay entre el mantenimiento de un coche diésel y otro de gasolina?

¿Sabes qué diferencias hay entre el mantenimiento de un coche diésel y otro de gasolina?

Una de las cosas a tener en cuenta a la hora de decidir comprar un coche es por cuál motorización optar, algo que en los últimos tiempos se ha complicado aún más por las diferentes implicaciones que esta decisión podrían acarrear en el futuro...
Hasta no hace mucho tiempo, al adquirir un coche nos encontrábamos con la eterna decisión: por qué motor apostar, diésel o gasolina. Si bien esto ha evolucionado en los últimos años y el mercado ofrece ya más alternativas (lo que, por otra parte, hace aún más difícil la decisión), lo cierto es que el parque de vehículos sigue dominado por estas dos motorizaciones.

En este sentido, elegir una u otra versión a la hora de comprar un vehículo únicamente fijándonos en el precio del combustible puede llegar a ser un error. Así, conviene que tengas en cuenta otros argumentos de mayor peso como la amortización del coste, generalmente más alto en un automóvil de gasóleo frente a otro de potencia similar con motor de gasolina.

Las diferencias de mantenimiento 


Sin embargo, tampoco debes olvidar que hay diferencias entre el mantenimiento periódico de uno y otro y que podrían decantar la balanza en un sentido u otro. Un mantenimiento, no obstante, que deberás realizar siempre (independientemente de su motorización) si quieres alargar la vida de tu vehículo. 

Y es que hay elementos concretos como el filtro de combustible, la correa de distribución y la válvula EGR, entre otros, que presentan claras diferencias en cuanto a su mantenimiento con el paso de los kilómetros, según tu coche esté alimentado por gasolina o por gasóleo.

Lejos del cambio de aceite y de los filtros, algo común en ambas mecánicas, hay otros componentes que sufren el desgaste con el paso del tiempo y con su uso. Si nos referimos al filtro de combustible, en los coches diésel se tiene que cambiar con mayor frecuencia que en los de gasolina.  Este mantenimiento es necesario para impedir que se inyecte combustible con demasiadas impurezas ya que, de lo contrario, se podría dar lugar a averías mecánicas importantes.

Por otra parte, en los modelos alimentados con gasóleo también es necesario revisar las bujías de incandescencia (o calentadores), que permitirán un arranque correcto del motor. En cambio, para los motores de gasolina será necesario comprobar de forma periódica que la chispa de las bujías es correcta y que no hay impurezas en su superficie.

Una pieza muy importante y en la que encontramos una diferencia notable es la correa de distribución, ya que, mientras en los propulsores diésel se puede retrasar su sustitución hasta los 200.000 kilómetros en los casos más extremos, para los de gasolina la sustitución puede ser necesaria a los 100.000 o incluso antes, dependiendo de lo que recomiende el fabricante.

Otro elemento al que debes prestar atención en los automóviles de gasóleo es la válvula EGR o de recirculación de gases de escape -los de gasolina menos modernos no las incorporan-, que se encarga de devolver parte de los gases expulsados al motor, para así quemar partículas contaminantes sólidas, tan perseguidas en los últimos años.

Por su parte, los embragues de un motor de gasolina no duran tanto como los de un diésel por varias razones: se cambia más de marcha, el uso del embrague es más intensivo y hay que revolucionar el motor más para arrancar cuando el coche está parado y hay que moverlo. En este sentido, a un coche diésel le beneficia su alto par motor, que le ayuda a fatigarse menos y a durar más.

Igual que tienen cosas a favor, las hay en contra. Los volantes bimasa tienen una vida más corta en un motor diésel por la misma razón que el embrague dura más: el par motor hace que este elemento de transmisión trabaje con mucha más intensidad que si se tratase de un coche de gasolina.

Para concluir, los componentes del sistema de frenos también necesitan un mantenimiento diferente en función del tipo de motor. Así, los vehículos diésel pesan más que los de gasolina y, por ello, la fuerza de la frenada tiene que ser superior. Algo que influye directamente en los discos y en las pastillas: su desgaste es mayor en los primeros que en los segundos.

Aunque hoy en día el consumo de las dos mecánicas es muy semejante, las diferencias siguen existiendo. No obstante, tenga el motor que tenga tu coche, elige siempre tu Taller de Confianza Nubecar para su cuidado...
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